“Los nobles y los curas no pagan”, poco más se sabe al salir del instituto sobre la Historia Económica en la Edad Moderna. Si bien, resulta que ni siquiera es un conocimiento totalmente cierto, puesto que estas “verdades” son matizables. Espero que a lo largo de este curso haya quedado claro que no existen verdades universales y menos aún en esta materia, en la que la investigación es aún relativamente joven.
De la frase con la que da comienzo este artículo podemos sacar algunas conclusiones, una de ellas es que todos tenemos claro que la sociedad de la Edad Moderna es una sociedad estamental, en la que la nobleza y el clero son los grupos privilegiados. El concepto de privilegio es, posiblemente, el que ha sido más simplificado, pero no podemos partir de la premisa de que se trata, tan solo, de una exención de impuestos, que no es tal, cuando también incluye una jurisdicción particular.
Esta sencilla matización no nos es dada en la educación secundaria y se nos niega la posibilidad de tener unos conocimientos acertados en beneficio de una enseñanza basada en verdades universales, afirmaciones simples e indiscutidas. Por ello, la asignatura Historia Económica en la Edad Moderna ha servido para romper las ideas no argumentadas que a muchos nos hicieron asumir en el instituto.
La vida económica que va de los siglos XV a XVIII no puede ser explicada como un bloque, puesto que es mucho más rica y dinámica de lo que se deduce de cuatro reglas que, como he mencionado, son cuestionables. Espero que todos aquellos que se hayan acercado al blog hayan podido entender que en la Edad Moderna hay muchas personas inmiscuidas en el devenir económico, no sólo como parte activa de las actividades mercantiles y financieras, también desde su teorización.
Dábamos comienzo al blog con algunas reflexiones sobre pensamiento económico, los primeros pasos del capitalismo y la crisis de mentalidad de una sociedad que no acepta bien el beneficio, porque, entre otras cosas, la religión no tiene interés en que despegue la nueva economía. De ahí, pudimos entrar a considerar, en particular, los sectores que formaban la economía moderna e introdujimos algunas experiencias de grupos diferenciados o ámbitos espaciales distinguidos, en los que apoyar nuestras tesis. Así, los temas planteados se exponían de manera que cupieran interpretaciones distintas sustentadas por datos y argumentos de autoridad.
Los artículos que aquí aparecen tampoco son verdades universales, son mi visión, mis ideas, mi forma de entender unos hechos, que no tiene por qué ser la única. Por ello, los entuasiastas de la Historia tienen el deber ineludible de leer y construir sus propias conclusiones en base al contraste de las conclusiones de otros muchos. La Historia no es simplemente hablar de gente muerta, la Historia está viva y nos rodea, para que la tomemos cuando no nos valga el Presente.
“Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos”
José Ortega y Gasset
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