Hoy en día resulta inconcebible no considerar la economía como una ciencia. A lo largo de los siglos XVIII y XIX los economistas han ido separándose de los filosofos y pensadores para reclamar la individualidad de la economía como disciplina.
La Edad Moderna es el período de transición entre las formas económicas actuales y la economía medieval. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII se consolida una primera forma de economía global, algo que han estudiado con especial interñes Gruzinski y algunos autores franceses. El concepto de “economía global” no se refiere únicamente a que los actos económicos afectan a espacios cada vez más lejanos, es decir, que las redes económicas amplían sus distancias, sino que, además, la economía afecta a otras cuestiones referentes al ámbito cultural, demográfico, político, etc.
El historiador de la economía no puede dejar de analizar la influencia que tuvo la expansión demográfica del XVI en el aumento de la producción agrícola, ni los problemas que generaba para un cristiano separar los conceptos de lucro e interés del de pecado. Es más, en estos años en los que se van sentando las bases del capitalismo (algunos hablan de FASE A DEL CAPITALISMO) existía aún una fuerte conexión entre economía y religión, una relación que era aún más estrecha durante la Edad Media.
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